PERSPECTIVAS ECONÓMICAS
Buenas perspectivas de crecimiento para la economía española en 2026

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Son criptomonedas, como el bitcoin o ether, pero su cotización es mucho más estable.
Tiempo de lectura | 3 min.

Prácticamente todo el mundo conoce el bitcoin o ha oído hablar de las criptomonedas. Estas divisas basadas en tecnología blockchain suelen asociarse a bandazos espectaculares en su cotización y estrategias de inversión arriesgadas, aunque no siempre es así: las stablecoins también son criptomonedas, pero se caracterizan por todo lo contrario.
¿Cómo se logra que una criptomoneda que no está asociada directamente a un organismo regulador mantenga una cotización más o menos estable? Muy sencillo: vinculándola a activos reales que ejercen como ancla.
Esa es la esencia de las stablecoins: se trata de criptodivisas vinculadas a activos de reserva como el dólar, el euro o el oro, que mantienen su valor a raya. Tal y como explica el Foro Económico Mundial , se emiten con la promesa de mantener un valor estable en relación con un ancla externa.
Las stablecoins son monedas digitales emitidas por distintos organismos —desde bancos a empresas privadas— y operan sobre tecnología blockchain para registrar las transacciones
A diferencia de criptomonedas de libre flotación como Bitcoin o Ether, su precio no depende exclusivamente de la oferta y la demanda en mercados descentralizados, sino que está vinculado a activos de referencia —como divisas fiduciarias— que aportan mayor estabilidad.
Eso sí, no se debe confundir estabilidad con ausencia de riesgo. El hecho de que las stablecoins estén vinculadas a otra divisa o activo físico no las convierte automáticamente en monedas confiables como el dinero fiduciario.
Es importante tener en cuenta otros factores, como el hecho de que cuenten con el respaldo de entidades solventes, la transparencia sobre las reservas que las respaldan y que se ajusten a la legislación vigente.
Este es el caso de la stablecoin que emitirá el consorcio en el que CaixaBank junto a otros ocho bancos europeos emitirá y que ha sido diseñada conforme al Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA) de la Unión Europea.
Como hemos visto, las stablecoins pueden estar vinculadas a diferentes tipos de activos. Por eso podemos hablar de distintos tipos de stablecoins , en función del activo referente que utilizan como ancla para su cotización.
Utilizan como referencia divisas como el dólar, el euro, el yen o el franco suizo o una cesta de activos, como por ejemplo bonos del Tesoro. Algún ejemplo es tether (referenciada 1:1 con el dólar).
Estas monedas digitales vinculan su valor a materias primas como el oro o el petróleo. Hay que recordar que el oro se considera un activo refugio en tiempos de volatilidad económica, cuando gana popularidad como medio de ahorro y también en estrategias de inversión.
Efectivamente, hay stablecoins cuyo valor depende del de otras criptomonedas como ether o bitcoin. Para reducir su volatilidad, no suelen mantener paridad con las criptomonedas que las respaldan sino, por ejemplo, una relación de 1:2.
Esto supone, en la práctica, que una stablecoin estaría respaldada por dos criptomonedas en reserva: si el valor de estas se desploma, el aterrizaje de la stablecoin sería más suave.
Este tipo de stablecoins no tienen un activo que actúe como respaldo directo para garantizar su estabilidad. En su lugar, son algoritmos implementados mediante contratos inteligentes los que ajustan el valor a la oferta y la demanda. Este tipo de stablecoins no cumplen con los criterios del Reglamento MiCA , por lo que no se pueden ofrecer en la Unión Europea.
Las stablecoins son una realidad al alza. En 2024 se produjeron transacciones en estas criptomonedas por valor de 27,6 billones de dólares, según datos de Visa recogidos por el Foro Económico Mundial .
Para poner en contexto esa suma, basta decir que superó el volumen combinado de transacciones de Visa y Mastercard ese mismo año. Si tomamos los datos de los últimos doce meses, el volumen de transacciones en stablecoins ronda ya los 50 billones de dólares , según Visa.
¿Por qué querría alguien utilizar una moneda digital que equivale a un dólar en lugar de utilizar dólares directamente? O euros u onzas de oro. La respuesta está en la tecnología que utilizan estas monedas digitales, que les confiere algunas ventajas, de las cuales podemos destacar las siguientes:
- Agilidad: transacciones como el envío de remesas o los pagos internacionales que involucran diferentes divisas pueden agilizarse considerablemente si se utilizan stablecoins.
Este tipo de criptomonedas permiten pagos y liquidaciones prácticamente al instante, disponibles en cualquier momento y con importantes ahorros de costes al reducir intermediarios.
- Estabilidad frente a monedas débiles: en algunos países cuya moneda local atraviesa problemas de depreciación, las stablecoins pueden servir como activos de refugio, al referenciarse a otras monedas más fuertes.
- Planificación fiscal: al posponer la liquidación de una stablecoin, también es posible diferir el pago de impuestos a otro momento que resulte más conveniente.
- Inclusión financiera: las stablecoins tienen la capacidad de llegar a áreas donde el sistema financiero tradicional no tiene presencia, por lo que también tienen el potencial de favorecer la inclusión financiera de sus habitantes.
Pero las stablecoins también presentan varios riesgos y desafíos regulatorios a nivel global, incluyendo el riesgo de contraparte, donde la solvencia de las entidades emisoras es crucial para mantener la confianza de los usuarios.
A nivel regulatorio, la falta de armonización entre las normativas de diferentes países crea incertidumbre para emisores y usuarios.
Las criptomonedas como las stablecoins forman parte de la evolución de la economía digital. Conocerlas forma parte de una educación financiera adecuada, clave para el bienestar de las personas: es ella la que permite tomar decisiones informadas que contribuyan a mejorar la salud financiera.