ECONOMÍA GLOBAL
Los mercados miran a Estados Unidos: ¿pueden afectarnos sus datos de empleo?

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La prisa no es buena consejera, y tampoco lo es en el mundo económico. Actualmente, la actividad empresarial sigue muy marcada por la urgencia del beneficio económico a corto plazo, a pesar de que se están imponiendo las teorías con una visión más amplia del objetivo empresarial. Así se recoge en el artículo El alma de las empresas, publicado en el último informe de ”la Caixa” Research, en el que se exponen las limitaciones del ‘cortoplacismo’ y se proponen algunas alternativas para generar valor a largo plazo.
En el mercado actual, donde el control y la propiedad de la empresa suelen estar separados, deben alinearse los intereses de los directivos con los de los accionistas. Para ello, se crean sistemas de compensación que vinculan la retribución de los directivos a su esfuerzo empresarial. Pero, ¿cuál es el problema de estos incentivos? Precisamente lo que se señala al comienzo de este post: prima el ‘cortoplacismo’. Los directivos tienen tanta presión por generar ganancias que acaban por no invertir a la larga, disminuyendo el valor de la empresa a largo plazo.
Esta situación ha puesto en duda el paradigma de la maximización del valor para el accionista. Cada vez existen más teorías defendiendo que los accionistas no constituyen los únicos interesados en la empresa (que tienen relaciones contractuales con ella), sino que empleados, proveedores, clientes y acreedores también lo son. La empresa, por tanto, es un mecanismo de coordinación de las inversiones específicas de sus stake holders.
Los grupos de interés de la empresa deben desarrollar una gran confianza mutua y un compromiso con la empresa. Para conseguir este compromiso a largo plazo, resulta útil definir una misión empresarial que vaya más allá de los beneficios empresariales. Y es en esta búsqueda del valor a largo plazo donde destacan nuevos y exitosos modelos empresariales, como las B Corps. En ellas, los accionistas, además de rentabilizar su inversión, buscan responder a retos sociales o medioambientales, no con fines altruistas, sino como parte de su actividad empresarial.