Recursos para medios
Accede a nuestros recursos para periodistas.
Foto Comunidad Ciclista DT Norte en Liérganes
Foto Comunidad Ciclista DT Norte en Liérganes
"Tú eres más hermosa que el Col de Pailhères; eres más majestuosa que el Tourmalet y me elevas más alto que el Galibier. Ya sabes que me gusta tanto el ciclismo y sé que a ti estos nombres te suenan a chino. Ellas son mis montañas, son mis catedrales, el lugar donde este hombre negocia con sus males. Y tú estas allí en cada pedaleo, en cada paella, en cada repecho, en cada diente de mi plato pequeño y del piñón grande de este globero". Así es como el artista catalán Delafé rima en “Lo más bonito del mundo”. Y en la que habla de una de sus grandes pasiones: el ciclismo.
Eso precisamente, el ciclismo, es lo que ha unido a un nutrido grupo de compañeros de CaixaBank en la dirección territorial norte. La pasión por las dos ruedas y los pedales. Y esto, a su vez, es lo que impulsó, dentro de la iniciativa del Equipo Saludable que apoya la entidad financiera entre sus empleados, a crear la Comunidad Ciclista de la DT Norte. Una comunidad que agrupa a amantes del ciclismo de Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi. Y que está llevando a estos compañeros a conocerse a través de la bicicleta y a compartir kilómetros. Y algún que otro sofocón.
La primera semana del mes de junio fue bastante cálida en la zona norte. Todo lo cálida que puede ser una semana en el norte, claro está. Buenas condiciones para poder ir a rodar. La fecha elegida, el 7 de junio. El lugar, Liérganes, en el corazón de Cantabria. Pero conforme se acercaba la fecha, el clima fue cambiando y fue entrando un frente tormentoso. De hecho, la noche previa, -hubo quienes hicieron noche en Liérganes para evitar el madrugón al día siguiente-, pudieron ver cómo el cielo regaba con fuerza las carreteras de la etapa prevista para el día siguiente. “Si mañana llueve yo no salgo”, decía más de uno por el grupo de WhatsApp. “Será un poco de ‘orbayu’, no os preocupéis”, replicó uno de los asturianos optimistas del grupo.
Ocho de la mañana y el cielo totalmente cubierto. Hubo quien llegó tarde porque en el hotel no daban de desayunar. Era complicado gestionar una salida de 110 kilómetros con el estómago vacío. Con lo que la tardanza estuvo más que justificada. Una vez reunida la grupeta de 13 ciclistas, y tras inmortalizar el momento, las carreteras de Liérganes comenzaron a teñirse con los colores azules y negros de los maillots de CaixaBank. En los primeros kilómetros empezó a caer una fina lluvia y se encendieron todas las alarmas. Pero lo cierto es que todo quedó en eso. Y no volvió a caer una gota.
La primera ‘tachuela’ de la jornada llevaba por nombre Portillo de la Lunada. Que de portillo tiene bien poco. Un señor puerto que ronda los 30 kilómetros de subida, muy tendida, pero exigente por su distancia. El pelotón fue agrupado hasta que llegaron las primeras rampas exigentes. Ahí el grupo se fracturó. Cada cual a su ritmo. El objetivo era disfrutar. Y a mitad de puerto, en San Roque, hubo un reagrupamiento. Era el punto en donde había que decidir si se quería subir hasta la cima o desviarse por otro puerto para evitar esta exigente subida. ¿La decisión? Todos siguieron y cada una hizo su propia gestión. Eso sí, solo cinco optaron por hacer la ruta planteada inicialmente. Se improvisaron rutas para que todos pudieran disfrutar.
El grupo cabecero, que estaba preparando la Quebrantahuesos, arrancó y no miró hacia atrás. Hubo un segundo grupo de cuatro unidades, y que tenían por objetivo completar la ruta. Y a partir de ahí fue un goteo de ciclistas.
Una subida preciosa, tapada por la niebla, en la que la naturaleza atrapaba de principio a fin. En la cima, a 1.300 metros de altura, los que querían seguir con el plan establecido, se reagruparon para bajar hacia Castilla y León y encarar Estacas de Trueba desde la parte burgalesa. “Se me ha puesto la piel de gallina”, compartían mientras descendían Estacas. Una postal de película que llevó al grupo hasta Vega de Pas en donde hubo una parada técnica. Y es que estando en el corazón de los Valles Pasiegos, no se podía no parar dejando de comer un sobao pasiego en una taberna que producían ellos mismo este manjar.
Con cerca de 2000 metros de desnivel ya en las piernas, el puerto de La Braguía hizo más daño de lo esperado a la formación. “Estoy empezando a tener calambres”, apuntaba uno de ellos en la cima de este puerto. Aún quedaban cerca de 30 kilómetros. “Tómate este gel que lleva sal y te ayudará a llegar”, le cedió uno de los compañeros. “Ponte a rueda y te llevamos hasta Liérganes, ya no queda nada”, apuntó el que más fresco iba del grupo.
Dicho y hecho. Los calambres hicieron acto de presencia, pero tras 110 kilómetros y más de 2100m de desnivel positivo, en Liérganes aguardaba todo el grupo porque llegaba el momento más importante de la jornada: la comida. Una comida en la que se habló incluso de la próxima salida. “Aquí en Cantabria todavía hay mucho terreno, pero una de nuestra próximas salidas tendría que ser ir al Tourmalet”, apuntaba uno de los más animados mientras le hincaba el diente al cocido. “Y también tendríamos que hacer algún chaleco para seguir ampliando la equipación”, decía otro de los miembros de la Comunidad Ciclista de la DT Norte. “Con Tourmalet o sin él. Con chaleco o sin él. Pero esto tenemos que seguir haciéndolo grande, es una idea espectacular y hay que animar a más compañeros para hacer más grande este pelotón, compartir jornadas como esta es un lujo”, sentenció otro de los ciclistas.
“Somos Saludables”, una iniciativa transversal
CaixaBank continúa avanzando en su compromiso con la salud, la seguridad y el bienestar de su equipo humano mediante el lanzamiento del nuevo Plan Estratégico de Organización Saludable 2025-2027. Este ambicioso plan se basa en una visión integral del bienestar e incluye un amplio conjunto de medidas que abarcan desde el apoyo emocional hasta la sostenibilidad medioambiental, con un enfoque de hiperpersonalización que permite adaptar los recursos a las necesidades individuales de cada empleado. El programa Somos Saludables representa el eje vertebrador de la estrategia de bienestar corporativo de CaixaBank. Se trata de una iniciativa transversal que promueve una cultura de salud integral, no solo entre los empleados, sino también en su entorno familiar y profesional, así como entre clientes, accionistas, inversores, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general.