25 de Febrero de 2019   |   min de lectura
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10 años de la caída de Lehman Brothers: ¿qué hemos aprendido?

#Jordi Gual
Foto de Zuma Press de la sede central de Lehman Brothers en septiembre de 2008

Foto de Zuma Press de la sede central de Lehman Brothers en septiembre de 2008

Foto de Zuma Press de la sede central de Lehman Brothers en septiembre de 2008

Foto de Zuma Press de la sede central de Lehman Brothers en septiembre de 2008

Jordi Gual - Presidente de CaixaBank

La gran crisis financiera que estalla en 2008 es un fenómeno económico y social muy complejo que será estudiado y analizado durante muchas décadas, como sucedió con la Gran Depresión del siglo XX. Me gustaría aportar también una reflexión personal sobre las causas de la crisis y los aprendizajes que se pueden extraer de la misma.

Las causas de la crisis

Los factores que ocasionaron esta crisis son múltiples y variados, pero dentro de la complejidad del fenómeno, cabe señalar dos explicaciones principales:

  • Las políticas monetarias de los años previos fueron demasiado laxas durante demasiado tiempo y, en determinados países, ello coincidió también con periodos de políticas fiscales de expansión. Esta mezcla de políticas alimentó el crecimiento del crédito y, en general, el incremento de la deuda, de modo que los intermediarios financieros, empresas y familias se situaron en zona de riesgo, al comprometer escasos recursos propios, asumir una deuda excesiva persiguiendo inversiones arriesgadas y, en ocasiones, alimentar burbujas de activos tanto financieros como reales.
  • Las facilidades monetarias descritas coincidieron con un entorno regulatorio débil. La regulación resultó ser inadecuada, en parte por la aparición de nuevas actividades y productos financieros, pero también por no disponer de una regulación de suficiente calidad.

Lecciones de la crisis

Hemos aprendido de la crisis, pero ello no significa que se hubiera podido evitar. La dinámica de nuestras instituciones, así como algunos rasgos fundamentales de la naturaleza humana hacen que, de forma recurrente, el sistema económico experimente crisis financieras de mayor o menor magnitud. Sería bueno orientar el diseño de las políticas y las instituciones económicas de tal modo que, al menos, se atempere la tendencia del sistema a procesos de excesivo endeudamiento, inevitablemente seguidos de crisis financieras.

Marco regulatorio

En este sentido, disponer de un marco regulatorio y de unas instituciones monetarias y regulatorias que cumplan esta función no es tarea sencilla, ni en lo que respecta a su diseño ni a su implementación. Por una parte, pueden existir dificultades políticas, consecuencia de las presiones que a lo largo del ciclo económico recaen sobre las autoridades. Por otra, también existen razones técnicas que lo dificultan, debido a la existencia de relaciones clave de la economía que se basan en variables que no son directamente observables, como la tasa de paro estructural.

El factor humano

Además, el factor humano sigue siendo un factor determinante clave. La economía, y también su sistema financiero, se basan en el juicio y las decisiones de las personas que, como agentes económicos, distan en general de ser racionales y han contribuido con sus emociones, sentimientos, sesgos y errores de juicio a la generación de todas las crisis financieras documentadas a lo largo de la historia.

Las personas sufrimos de sesgos sistemáticos en nuestra apreciación de la realidad y del pasado. Acostumbramos a proyectar hacia el futuro el pasado más reciente y solemos ser excesivamente optimistas y complacientes. También podemos tener una ambición desmedida o dejarnos llevar por comportamientos gregarios, tanto en momentos de euforia como en los de pánico. Todo ello conduce a periodos de euforia económica y financiera que son de muy difícil control por parte de las autoridades.

Impacto de la crisis en el sector financiero

Como consecuencia de la crisis financiera, el sector bancario se ha reestructurado y reforzado. La crisis financiera ha tenido un impacto profundo en el sector: la intensidad y la efectividad de la regulación ha aumentado de forma sustancial; el sector se ha redimensionado conforme avanzaba el proceso de desapalancamiento y el tamaño de las entidades ha aumentado; las entidades bancarias están ahora más capitalizadas y los riesgos mejor valorados. El modelo de negocio se ha transformado para adecuarse al nuevo entorno.

Foto de Bryan Smith / Zuma Press de la bolsa de Nueva York en 2008

Las consecuencias para la sociedad

El impacto en el conjunto de la economía y la sociedad ha sido, por su parte, muy negativo. La crisis financiera trajo consigo varios años de recesión, un fuerte incremento de la tasa de paro, políticas de reducción del gasto social para limitar la deuda pública, reducciones de los niveles de renta y, en definitiva, una pérdida de PIB durante muchos años.

Sin embargo, es importante recordar que la crisis sucedió, en parte, precisamente por los excesos de la situación previa, marcada por unos años de un crecimiento excesivo de la economía, basado en una expansión de la deuda y del crecimiento del gasto público y privado de forma no sostenible.

De este modo, la euforia financiera y macroeconómica, y el crecimiento descontrolado, sentaron las bases para la posterior crisis y provocaron un gran giro en la situación económica, personal y patrimonial de muchos agentes económicos: familias, empresas –grandes y pequeñas- y administraciones públicas.  Los jóvenes con edad de entrar al mercado laboral en los últimos años también han sufrido las graves consecuencias de la crisis.

La inestabilidad financiera, por tanto, es enormemente perjudicial para el progreso y la fortaleza de las instituciones económicas, sociales y políticas, dado que provoca grandes oscilaciones de las rentas reales de las familias y de su riqueza, al afectar tanto a su empleo como a los precios de sus activos financieros e inmobiliarios.

Foto de Arne Dedert de EFE de la Bolsa de Fráncfort en 2011

Conclusiones

En resumen, de la crisis financiera y de la Gran Recesión de los últimos diez años se puede extraer una lección esencial para el diseño de las políticas económicas: la necesidad de reforzar las políticas orientadas a la estabilidad financiera, tanto en el sector público como en el sector privado.

El objetivo debe ser evitar repetir, a pesar de las presiones políticas y de las dificultades técnicas, expansiones excesivas que lleven a una intensa recesión posterior. Para ello es necesario diseñar instituciones monetarias, fiscales y regulatorias que fortalezcan las políticas orientadas a la estabilidad financiera tanto en el sector público como en el sector privado.

Breve extracto del artículo que sirvió de base para la conferencia pronunciada en la sesión inaugural del Ciclo “10 años de Lehman Brothers” organizado por el Círculo de Economía, CIDOB y EuropeG en septiembre de 2018. Artículo completo en: link

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