Nota de prensa

Integrar el talento con discapacidad en el mercado laboral

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Jóvenes participantes en el programa ‘[JAB SOCIAL] Servicio de Empleo Inclusivo’ de A Toda Vela.

Disponer de un empleo ‘normalizado’ es un paso fundamental para progresar hacia la verdadera integración social de las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo. Un salto adelante para que puedan embarcarse como miembros de pleno derecho en la sociedad que ayudan a construir.

“Viento en popa a toda vela”. Parafraseando el famoso poema ‘Canción del pirata’ de José de Espronceda, así es como avanza la asociación almeriense A Toda Vela en su cruzada para mejorar la calidad de vida en comunidad de este colectivo. Con este propósito, la entidad andaluza despliega, desde hace más de 20 años, todos los medios a su alcance para aprovechar las corrientes de cambio social y navegar rumbo directo a su participación en un mundo más justo y equitativo.

La organización sin ánimo de lucro ha resultado seleccionada en el marco de la convocatoria de acción social promovida por CaixaBank y CajaGranada Fundación. Gracias al apoyo institucional, la ONG continuará adelante con su programa ‘[JAB SOCIAL] Servicio de Empleo Inclusivo’. Una iniciativa que aspira a promover la autonomía y la integración de personas con diversidad funcional cognitiva a través de su incorporación al mercado de trabajo ordinario.

La importancia del empleo

A las personas con discapacidad intelectual les sigue resultando muy complicado encontrar un empleo. Según los últimos datos compilados por el INE, el número de personas en edad laboral con discapacidad intelectual trabajando ascendía, en diciembre de 2018, a 193.500. Un nivel de desempleo e inactividad considerablemente elevado. De ahí la importancia de implementar acciones que incrementen su participación en el mercado laboral.

Sentido a la vida de las personas, refuerzo de la autoestima, asertividad, independencia económica y relación empática con otros compañeros son tan solo algunos de los beneficios que se pueden maximizar a partir de la igualdad de oportunidades en el terreno laboral, por medio de la generación de expectativas totalmente normalizadas donde desempeñar una actividad reconocida y competitiva.

“En la agrupación, menos del 10 % de nuestros socios dispone de un empleo estable. Después de 23 años de inclusión, nos demandan contribuir a la comunidad como el resto, tener un hogar propio y un trabajo que les permita mantenerse”, señala Ana María Campoy, responsable del Servicio de Empleo Inclusivo de A Toda Vela. “Además –continúa- no disponen de la cualificación necesaria ni de competencias acreditadas que les permitan acceder a una oferta normalizada”.

“En A Toda Vela buscamos favorecer su empleabilidad en un entorno laboral real. Conseguir inserciones en empresas normalizadas del mercado laboral abierto, al igual que el mantenimiento del puesto a través de la formación accesible y actualizada, la capacitación y la prestación de un soporte especializado”, remarca Campoy. “Esa es nuestra apuesta y por eso ofrecemos un servicio de empleo con apoyo y empleo personalizado que incluye a todos”.

Para ello, la asociación cuenta con [JAB SOCIAL], “un espacio de conexión, de encuentro, intercambio e inspiración entre personas, empresas y agentes sociales”. Un programa específico de formación ocupacional que coloca el foco sobre los usuarios, a los que sitúa en el centro de su propio proceso de capacitación, poniendo en valor sus capacidades y potencialidades, alentando su esfuerzo, empoderándoles para convertirse en una palanca del cambio social.

“Un trabajo centrado en la persona y con la persona”

Durante su desarrollo, explica la trabajadora social, el usuario “se incorpora en un itinerario personalizado de empleo inclusivo en el cual intervienen diferentes actores para hacer del proceso de apoyo y acompañamiento una acción integral: persona con discapacidad y su familia, además de los profesionales involucrados en la iniciativa”.

En esta hoja de ruta se articulan diferentes líneas de actuación. En primer lugar, se pone en marcha un entrenamiento laboral de ‘empleo con apoyo y autoempleo’ (metodología ECA) con el que ‘construir’ su perfil profesional, incluyendo acciones para “conocerse a uno mismo e identificar aspiraciones”, fortalecer la inteligencia social, su capacidad para relacionarse con los demás o desarrollar competencias blandas –“muy valoradas por el personal encargado de contratar”- que faciliten su incorporación a un determinado puesto de trabajo.

La segunda línea de intervención contempla ‘estrategias colaborativas de búsqueda de empleo’, “incorporando en el proceso a la persona con discapacidad como principal protagonista, a su red de apoyo natural (familiares y allegados), a su comunidad y al sector empresarial, junto con el soporte que brinda el preparador laboral”, subraya Campoy. El objetivo final, “identificar el trabajo ideal para esa persona, en función de sus destrezas y preferencias”.

Con una perspectiva más amplia, una tercera pata del programa, ‘Empleo Personalizado’, trata de anclar esta capacitación “a las necesidades del sector empresarial y la comunidad”, abriendo, a través de ofertas de empleo y prácticas, una ventana con la que promover la cultura de la diversidad, favorecer la cohesión y visibilizar el potencial de estas personas.

En esta fase de “experiencias laborales se prueban sus capacidades, introduciéndoles en la dinámica real del desempeño de una labor profesional, con la posibilidad de aumentar su currículo”. Y siempre bajo la supervisión y con el acompañamiento, “dentro y fuera del trabajo”, del preparador laboral, “un puente entre empleado y empleador”, afirma Campoy.

“Desde la asociación realizamos un trabajo centrado en la persona y con la persona, demostrando que todo el mundo puede trabajar con los apoyos adecuados. Todos ellos son dueños de su plan de empleo personalizado. Tan solo nos gusta vernos como facilitadores de oportunidades”, finaliza Campoy.

 

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