Historia de la que se escribe con mayúsculas en edificios en los que, según cuentan los libros, los Reyes Católicos recibieron a Cristóbal Colón a la vuelta de su segundo viaje a América o Miguel de Cervantes comenzó a escribir algunos pasajes de Don Quijote de la Mancha. Inmuebles que fueron la sede de la Corte de Las Indias y, también, de la Secretaría General del Movimiento o antiguos conventos y emblemáticos hoteles.
Construcciones en distintos estilos arquitectónicos como el gótico o el barroco, el neoclásico o el ecléctico, el modernista o el vanguardista. Paredes que han sido testigos de excepción de la historia a lo largo y ancho de la Península y, también, de las islas. Hoy en día, esos edificios tienen algo en común: todos son oficinas singulares de CaixaBank que forman parte de la red de más de 4.000 sucursales con las que la entidad financiera cuenta en toda España, la más amplia de todo el sector.
En el centro de Burgos, la conocida popularmente como Casa del Cordón, fue construida en el siglo XV por encargo de los Condestables de Castilla. Residencia real de los Reyes Católicos, allí, recibieron primero a Colón y, años más tarde, al Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba. También, en ese Palacio de los Condestables de Castilla falleció Felipe el Hermoso, pocos días después de haber trasladado su residencia junto a Juana La Loca. Hoy, es la sede de la Dirección Territorial de CaixaBank en Castilla y León y su patio, con una cubierta de 1.000 metros cuadrados en madera y dotada de unos tragaluces que permiten la iluminación natural, alberga la ‘all in one’ de Burgos.
A más de 700 kilómetros, en la concurrida calle Sierpes de Sevilla, se encuentra la sede de la Dirección Territorial de CaixaBank en Andalucía. Su ubicación: la finca donde estaba la antigua Cárcel Real de la capital hispalense, un edificio medieval del siglo XIII, que en el siglo XVI fue reformado y entre cuyos presos destacaron ilustres personalidades del Siglo de Oro Español como Mateo Alemán, Alonso Cano y Cervantes. En el prólogo de Don Quijote, allá por 1605, el propio autor da a entender que concibió a su personaje más universal en la cárcel, entre esas paredes. Derribada en el siglo XIX, fue después hotel, café, sede del Círculo de Labradores y, en la actualidad, su luminoso patio acoge eventos, exposiciones y recibe a diario a decenas de clientes de CaixaBank que, siglos después, escriben sus propias historias.
La Dirección Territorial de la Comunidad Valenciana y Murcia, y sede social de CaixaBank a nivel nacional, también está en uno de los edificios icónicos de la capital del Turia, la que fuera sede del Banco de Valencia. Levantado en 1917, se trata del edificio más significativo del neobarroco regionalista valenciano. A escasos metros, el histórico Hotel Reina Victoria de la Plaza del Ayuntamiento es, en la actualidad, la sede de la ‘all in one' en Valencia.
Otra ‘all in one’, la de Segovia, tiene en su haber la historia del llamado Convento de Carmelitas Calzados que fue erigido en 1603.
Estos son ejemplos de algunas de las grandes oficinas singulares de CaixaBank. Pero son muchas las oficinas más pequeñas que tienen sello propio. En Madrid, a escasos metros de la Puerta del Sol y de la Plaza Mayor, la que hoy es la Store Mayor se encuentra en el llamado Edificio de la Compañía Colonial, construido en 1909. De diseño modernista con cerámicas y relieves en la fachada, destacan sus elementos decorativos, con figuras alegóricas referidas al comercio y la industria, como la del dios Mercurio y productos básicos como el café, té y cacao. A poco más de un kilómetro, entre el Banco de España y el Círculo de Bellas Artes, la Store Cibeles, emplazada en el Edificio Zurich, fue sede de la Secretaría General del Movimiento durante casi cuatro décadas.
En Barcelona, la Store Via Laietana está situada en la que fuera la sede de la Caja de Pensiones para la Vejez y Ahorros de Cataluña y Baleares, construida entre 1914 y 1917 por Enric Sagnier en estilo neogótico; y la Store Premier Sant Cugat y el Centro de Banca Privada Barcelona Sant Cugat se ubican en un edificio neoclásico de estilo francés, que data de 1927 y fue residencia de veraneo de un conocido fabricante de pianos. En Zaragoza, la Store Plaza España se construyó en 1928, en estilo ecléctico y clasicista, para ser sede del Banco Zaragozano y, en Vigo, la Store Príncipe ocupa un edificio completo, también, de principios del siglo XX en el que destaca un conjunto escultórico con una estatua de Mercurio y otra de Vulcano, alegorías de las actividades comerciales y fabriles de la ciudad.
En Baleares, la Store Llucmajor está en un edifico histórico de 1908 del que se ha respetado la fachada y el carácter de la construcción. En Canarias, un inmueble barroco del siglo XVII, con detalles del neoclásico, que fue Sede de la Corte de Las Indias, acoge la Store La Laguna Concepción; y la Store de Arrecife es una oficina diseñada por el pintor y escultor César Manrique, que compaginó su obra con la defensa de los valores medioambientales de Canarias.
Todas estas oficinas, ejemplo de riqueza arquitectónica e histórica, han sido escenario de la transformación política, social y económica del país y, en los últimos años, también se han adaptado al gran cambio del sector financiero. Han evolucionado e incorporado las nuevas tecnologías y han visto cómo se potencia la atención personal a la medida de cada cliente con los modelos Store y ‘all in one’, oficinas que se conciben como espacios abiertos, accesibles y transparentes, que buscan una mejora de la experiencia y una mayor proximidad y protagonismo de la atención personalizada.
Se trata de oficinas únicas, reclamos turísticos en muchos casos, entre cuyas paredes se han escrito historias, algunas con nombres y apellidos ilustres que ya forman parte de los libros, pero, también, historias anónimas personales y empresariales que siguen y, seguro, seguirán escribiéndose.